El crecimiento y desarrollo de un niño sano es la interacción de factores genéticos aportados por los padres y los factores ambientales; por tal razón, es importante que desde la infancia los niños aprendan a tener buenos hábitos de alimentación, a realizar actividad física diaria, disminuir las horas de videojuegos y tener un mínimo de 8 horas de sueño, para estimular la hormona del crecimiento. Estos factores ambientales que son modificables junto con el potencial genético de los padres es el resultado de la talla final.
Dra. Verónica Rosado C.
Médico Especialista en Endocrinología-Diabetes y Nutrición
Quito – Ecuador